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Every morning, chef Lucía Freitas chooses the best produce from her vegetable garden before continuing her shopping at Mercado de Abastos. With a Michelin star in 2018, A Tafona guarantees modern gastronomy, freshness and local flavors in the plates! Depending on the seasonality and local productions, the chef offers a colorful author's cuisine: each dish is a small work of art. Opt for the tasting menu and let your taste buds travel.
Did you know? This review was written by our professional authors.
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Members' reviews on A TAFONA BY LUCIA FREITAS
4/5
25 reviews
Quality/Price ratio
Kitchen quality
Originality
Frame/Ambiance
Service
The ratings and reviews below reflect the subjective opinions of members and not the opinion of The Little Witty.
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En cuanto a la comida, poseen dos menús cuidados, variados en su confección, aunque no varían a lo largo del año. Los distintos platos juegan con el color, la textura y la temperatura, pero sin comprometer el sabor de los mismos. Ingredientes todos de proximidad y de altísima calidad. Un acierto seguro para darse un homenaje.
Local pequeño e íntimo, con decoración un poco sobrecargada de imágenes relacionadas con el pueblo gallego. Será una tónica en el menú, ese aprovechamiento del producto local.
Vayamos a ver el porqué de esos altibajos que hemos visto. Snacks “coas mans” fantásticos, sorprendentes, muy potentes de sabor, como esa empanada de bacalao con pasas a su manera, el nigiri de rape o la tartaleta de foie.
En los principales vienen los problemas: muy destacables los pescados (rodaballo con fabas de Lourenzá, abadejo con salsa de encurtidos) y la pluma ibérica, con una salsa brutal, y excelente Berberecho, freixoa y uva. Fin. Los otros tres principales son perfectamente obviables en un menú de 98€. Flojísimo el champiñón, poco agradable de comer el bonito curado/gamba roja con guisantes y normal el espárrago, que sin las nueces de Macadamia “garrapiñadas” se queda en nada.
Los postres bien, pero no son memorables, casi más sabroso el prepostre que el Cítricos, almendra y khaki, broche final del menú.
Ricos los petit fours, aunque un pelín azucarados de más.
Desmesurado el precio de la copa escasísima de Godello, 9,50€, y feo detalle de abrir una botella de agua nueva en el último postre, cuando, si hubiese estado a la vista la anterior, no hubiésemos pedido ese último sorbo.
Por todo ello nos ha parecido un menú degustación caro para lo que ofrece, sobre todo a nivel gustativo, aunque muy bien medido de cantidad y con un servicio de mesa excelente. Muy de agradecer, eso sí, que adaptasen todos los platos a que mi pareja no comiese pescado crudo ni carne, que conlleva un esfuerzo creativo bastante importante. Y las presentaciones con espectaculares, de lo mejor que hemos visto nunca. Una pena que falle el sabor en demasiados platos.